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A la guarra le gusta por el culo

El sexo con una desconocida siempre es mejor, pero este no seria tan asi al menos no en los papeles. Yo conocí a Paula una tarde que viajaba en el tren rumbo a casa, el viaje duraba algo de 4 horas y por lo general llevaba un libro o estaba con mi móvil todo el rato, pero ese dia deje todo de eso de lado cuando ella se sentó al lado mio. El vagón estaba bastante vacío así que podía escoger cualquier lugar para hacerlo pero prefirió ese.

Entonces me presento y le digo que me llamo Nicolas, ella me dice su nombre y hablamos un poco. Ella estaba de viaje, de estar con unas amigas, y yo le cuento que hacía ese trayecto al menos una vez por mes por trabajo. Tenía un pelo moreno increíble y unos ojos que te encandilaba, pero por sobre todo con los jeans ajustados que pude ver cuando se dirigía al asiento y denostaba tener un culito que daban ganas de romper.

Queria que me contara un poco de su vida y a ver si podía ponerla en la zona donde me dijera alguna cosa guarra que haya hecho. Nada mejor que hablar de su viaje y que hizo de divertido en el. Entonces me cuenta que un dia en medio de una fiesta le hizo una paja a un tio que ni conocía pero fue muy excitante para ella porque lo hizo delante de todos pero sin que nadie se diera cuenta, o eso ella creía. Para eso se habían puesto unos abrigos encima y ella por debajo hacia lo suyo. Finalmente el chaval se corrió y ella cogiendo una servilleta se limpio para ir luego con sus amigas a bailar y divertirse aún más. Ni siquiera sabía su nombre o un beso le había dado, solo cuando sintió el deseo de hacerlo cogió unos abrigos y le metió la mano por debajo, un hombre no podría negarse a eso. Muy probablemente su novia estaria por alli pero eso no importaba, era una chica guarra.

Si eso podía hacer en un bar que me podría hacer a mi que estabamos practicamente solos alli?. Entonces le propuse una apuesta, a que no se animaria a comerme la polla, si ella ganaba yo haría lo que quisiera y sino me regalaría sus bragas que llevaba puestas. Le dijo espérame un segundo y se fue al baño, cuando volvió me arrojó su ropa interior en la cara y me dijo aquí tienes tu premio. La muy zorra no había aceptado comermela pero me había dado un presente muy embriagador que tenía aroma a sexo, y mientras yo pensaba todo eso ella me desabrocho mi pantalón y comenzó a comerme la polla. Su boca era muy gaurra y su lengua ni hablar, y estaba allí babeandome todo mi rabo. En eso veo que pasa alguien y le dijo, pero ella no se detiene, solo se hace como que estaba dormida encima mio, claro que con mi polla dentro suyo, espero a que pasaran las personas y continuo. Todo eso me había puesto a mil, una mujer que apenas conocía me comiera la polla y encima era una viciosa que no quería parar.

La apuesta era solo comermela pero no habíamos quedado en nada con respecto a cuando me viniera, la paja que le habia hecho al chaval termino en su mano y ella se limpio y se fue, pero aqui desconocia que era lo que tenia planeado. Pero siguio y siguio y mi rabo no podía más, estaba a punto de explotar y no paraba de aumentar su ritmo. No recordaba su cara en ese momento porque apenas la conocía, pero si veía su cabeza desde atrás mientras bajaba y subía. Al cabo de un rato le digo «Oye estas por hacerme venir y no creo que quieras eso en tu boca», pero ella no me escucho, o eso pareció, y siguió hasta que finalmente me corrí, una descarga tras otras y cuando parecía que se terminaban llegaba otra, no ayudaba mucho que ella siguiera mamando. Finalmente se incorporó y ahi volvi a ver su rostro, colorado por la actividad y con algo de semen en su labio, lo recogió con sus dedos y se lo llevó a la boca donde con algo de esfuerzo trago todo lo que pudo. Al menos mi polla estaba bastante limpia y con solo relamerse sus labios también. En eso me da un beso en la boca y luego al oído me dice «ahora eres mio y cuando lleguemos a la ciudad me muestras donde vives.

Todavía quedaba una hora de trayecto pero yo con estaba más que bien, la que no parecía igual era ella que me pidió que la tocara y eso hice, era lo menos que podía hacer luego de esa mamada.

Al llegar a mi casa no pude ni dejar las maletas que Pau se estaba quitando la ropa y con una sonrisa picara me dijo «es hora de que me las comas a mi». No podía negarme después de todo y además el resto de viaje había comprobado lo depilada que la llevaba por lo que eso sería un manjar. En un mueble que tenia ella se sentó y yo arrodillado comencé a devorarle su rajita, le metia los dedos y también mi lengua, mientras que con mi mano libre le tocaba su clítoris, estaba super ocupado pero no sabia que hacerle a una mujer tan insaciable como ella. Me cogió de la cabeza y me empujo como quitandome y de esta forma me llevó hasta un sofá donde me arrojó y se sento encima mio. Mientras follabamos note como se llevó un dedo a su culo y me dijo «Que rica polla tienes y que bueno que sabia tu semen, pero todo el viaje estuve esperando que me lo hagas en el ojete y no lo hiciste, ahora lo tendré que hacer yo».

Ahi no mas la levante un poco para sacar mi polla de su coño y se la introduje en su ojete, sin juego previo, sin dilatar, sin nada, no importara que le doliera si queria sexo anal se lo iba a dar. No pareció gustarle mucho pero con mi polla enterrada y con su culo roto no le quedaba más remedio que aguantarse, al final era lo que buscaba. No paraba de gemir y de gritar, y cada tanto me decía cosas como «me encanta sentirme una puta follada por el culo, ahora no te vayas a correr que todavía tengo cosas preparadas para ti».

Entonces se levanta y va hacias sus cosas, buscan un rato dentro de su bolso y encuentra algo, cuando lo saca me doy cuenta de lo que se trata una gran polla de plástico que quería que usemos. La idea era que mientras yo la follaba por su chocho tambien le metiera el dildo por el culo, por mi perfecto. Así que mientras hacía todo eso tambien le puse un par de dedos en la boca que ella chupaba como guarrilla y me parecía genial.

Pero había algo que se me ocurrió mientras hacíamos todo eso y se lo propuse pidiéndole que se ponga en 4, una mujer como ella no rechazaría algo así. Primero le puse el consolador en el ano y luego mi polla en su chocho, y utilizando mi cuerpo y mi mano empujaba mi pene y el juguete dentro de Paula para luego sacarlo. Ahora seguía un ritmo y era como si tuviera dos pollas y se lo hacía a la vez Se podía ver lo mucho que le gusto porque se corrió un par de veces, momento oportuno para yo hacer lo mismo pero de una forma especial, haría que ella se abriera sus nalgas para que ahora con su culo abierto me corriera encima de ella y cayera dentro de su ojete dilatado.

Luego de esto cogió sus cosas y se fue pero al menos me dejo el telefono para cuando quisiera volver a hacer cosas cerdas con una mujer guarra como ella.

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Una morenaza con el cuerpo genial

Cerca de mi casa había un supermercado en el que trabajaba una morenaza impresionante. Ella tenia unas tetas enormes y por lo ajustado de sus jeans también parecía que su culo era de esos redondo y sabrosos. A mi ya desde ese entonces me gustaba el porno de negras, por lo que tenia una debilidad por la cajera de ese lugar que solía cobrarme, es más siempre intentaba que me toque ella e iba a los horarios de su turno. Cualquier situación era buena para poder charlar un rato e intentar ligar.

Se podia notar que le gustaba porque siempre me sonreía y le gustaba que le dijera cosas como: «Que guapa te encuentras hoy». También ella tenia lo suyo y de vez en cuando me decía cosas que se podían tomar con doble intención, como cuando llevaba nata montada y me me pregunto si lo pensaba usar para algo distinto. Le dije que no, pero que si quería podía usarla con ella. Ambos nos reímos pero ahí quedo la cosa por esa vez, lo diferente es que ahora siempre pensaba en ella y tenia que hacer algo al respecto.

Por eso un dia que estaba ahí la invite a que salgamos, a tomar unas cañas. Ella acepto y cuando termino su turno la pase a buscar. Ella seguía con sus pantalones ajustados y una remera que estaba por explotar con sus tetas, cosa que le dije ni bien la vi. No se enojo, sino todo lo contrario diciéndome que probablemente luego más tarde podría ver que hay debajo y que seguro me gustara aun más.

Yo ya estaba loco, no había empezado la cita y ya tenia ganas de follarla. Nos fuimos a un bar y comenzamos a charlar. No íbamos a perder el tiempo con cosas triviales como que le gusta o cuales son sus hobbys, por lo que todo rondaba en lo guarro. En un momento le pregunto si había tenido sexo anal, y cuando me contesto que no me sorprendí. Le dije que una mujer con un culo tan grande y hermoso debería haberlo intentado alguna vez. Se lo habían propuesto pero no era algo que podía hacer a la ligera. No quise seguir insistiendo con el tema, quizás se enojaría y no obtendría nada, mejor guardar algunas cartas para después ya que ese culo esta noche debía ser mio.

Le conte que me gustaba cuando las mujeres se sentaban sobre mi cara y en especial cuando lo hacían con el culo. A ella aprecia gustarle la idea y hasta me confeso que estaba un poco húmeda, momento en el cual le pregunte si podía comprobarlo y ella desabrochando su pantalón me invito tácitamente a que metiera la mano. Lo tenia completamente rasurado pero por sobre todas las cosas muy mojado. Saque mi mano y tenia pringado algunos dedos, los cuales pase por mis labios y la bese. Podía notar que eso le gusto por que me tomo la polla con la mano y por encima del pantalón me hizo una gran paja. Y todo esto en medio del bar, que si bien estaba algo oscuro no era difícil disimular, teníamos que irnos a otro lado.

Pero ella no paraba, seguía y seguía con su paja a la par de que yo hacia lo mismo con su conejo negro. En un momento le digo que pare que me estaba por venir pero ella no escucho siguió hasta que me vine en mi ropa interior. Todo eso me había echo explotar como nunca y aunque acababa de correrme lo que me dijo ella al oido mientras me lamia la oreja me puso en marcha de nuevo, «Cuando estemos solo voy a lamer tu bóxers hasta la ultima gota de semen».

Rápidamente nos fuimos de ahí a mi casa que era lo que mas cerca nos quedaba. No tardamos mucho en llegar y menos en que ella me quitara el pantalón luego de haber cerrado la puerta. No mentía, lamiendo todo el semen que no estaba seco en mi ropa interior mientras yo le pedía las suya. Ahora estaba oliendo sus bragas mientras ella me comía la polla, la cual estaba durísimas aun después de haberme corrido hacia instantes.

Nos fuimos al sofa y le quite la remera, mientras hacia lo mismo con la mía. Sus tetas enormes eran un manjar para lamer y morder sus pezones, y todo mientras le cogía con fuerza sus grandes nalgas. Quería hacerla una paja con ellas pero la negra tetona tenia otros planes para mi cuando me dice que me acueste, se había quedado pensando toda la noche en lo que le conté y quería hacerlo, por eso se sentó con su enorme culo encima mio para que se lo comiera. Este tenia un aroma particular a sus fluidos, y es que se había corrido. Se lo empece a lamer y escuche como gemía, eso le estaba gustando, pero no sabia si lo suficiente como para poder encularselo. Por eso empece a jugar con su chocho, el cual estaba empapado, y si esto le gustaba podía hacerlo después con su ano. Así que espere y le metí un dedo en el culo del cual casi no parecio percatarse. Lo malo es que luego de un rato me dijo que intentaremos otra cosa.

Bajo hasta mi polla y se sentó encima de ella, mientras me dijo que quería que le metiera mi rabo blanco bien dentro de su sucio coño negro. Sabia que era una guarra pero no esperaba algo así. Como seguía de espaldas a mi pude continuar primero con un solo dedo en su ojete y luego de a dos, pronto lo tenia tan dilatado que mi polla iba a entrar sin problemas.

Asi que la levante y la puse en 4, y casi sin sacarla seguí penetrándola por su chocho, a ella no parecía importarle mientras le diera lo que quisiera, la diferencia es que podría hacer mi jugada ahora. Entonces continue como si nada y en un momento cogí mi rabo y se lo puse dentro de su ano. Eso no le gusto porque me dijo que nadie se la había metido por ahí antes, pero le conteste que si no le gustaba podía parar. Cosa que no hizo y pronto fue también disfrutando mientras le daba sexo anal.

Le estaba gustando y a mi también, ese culo merecía ser destrozado y no había mejor momento. Cuanto más fuerte se lo hacia y mas adentro le metía mi polla ella más gemía, llegando hasta decirme que se sentía una puta por disfrutar tanto de esto y eso la ponía muy cachonda.

Finalmente le dije que una buena puta se tomaría la leche y ella me dio la razón, diciendo que quería ser la más puta de todas y que se la diera ahora. Verla allí con mi polla en su boca mientras mis descargar no paraban de llegar era super excitante, ese cuerpo que tenia la negra era cosa seria y yo había podido hacer lo que quisiera con el.

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La guarra de mi compañera de trabajo

Todos tenemos una compañera de trabajo que esta bien buena, que tiene un hermoso rostro o simplemente un cuerpo fenomenal. Para peores siempre se viste con ropa que le queda muy ajustada y pone cachondos a todo el mundo. Pero Cristina era diferente, no buscaba atraer las miradas de las personas solo hacer su trabajo sin más, o al menos eso daba la impresión.

Un dia se me había hecho tarde en el curro y solo quedaba Cristina, yo y otra compañera, pero ya era momento de volver a casa así que cogí todas mis cosas y me fui. Justo cuando estaba montando el ascensor mi otra compañera se sube y los dos bajamos hasta que nos saludamos y cada uno se fue a su coche. Pero llegando a este me doy cuenta de que mis llaves no estaban en mi bolsillo asi que subi de nuevo a la oficina a ver si las encontraba alli.

Es aquí cuando me encuentra algo que no se borrara nunca de mi mente, a cristina viendo mujeres caletas en el ordenador con sus piernas abiertas y tocando su chocho. Ella no me había visto, pero luego de estar parado unos instante viendo ese panorama se percata de mi presencia. Nunca había visto a una persona tan ruborizada como ella, pero es que la experiencia que te pillen así no debe haber sido para nada sencilla.

Inmediatamente cogió sus bragas y se las intentó colocar mientras intentaba decir algo pero no le salían las palabras. Era claro que no tenía forma de explicar lo que había ocurrido. Finalmente lo pudo hacer y me dijo que pensó que todos nos habíamos ido ya, que no se lo contara a nadie que esto podría ser perjudicial para su puesto de trabajo. Ni aun asi salia de mi asombro por encontrar a una mujer con la que comparto todos los días masturbandose. Al final le digo que esta bien, que tenga más cuidado la proxima y me pire de ahi.

Toda la noche me había quedado pensando en esa imagen, no había notado antes de verla desnuda el cuerpo hermoso que tenía, unas piernas grandes y tonificadas y un chocho prolijamente depilado pero no completo. Asi que pense porque no volver de nuevo ese dia y ver si tenía suerte y ver algo más. Asi que volvi a hacer lo mismo pero esta vez ella no se encontraba haciendo nada, cuando me ve que regreso me vuelve a sacar el tema y a decirme lo avergonzada que estaba, que no lo iba a volver a repetir y que solo fue un traspié. A lo que le conteste que no había mal rollo, que simplemente tenga cuidado que un jefe podría entrar y pillarla.

Nos quedamos charlando un rato y aproveché mi momento para intentar sacar el tema de nuevo. Me volvió a decir que pensó que todos se habían ido y que le atrajo la idea de hacerlo en la oficina, para eso se aseguró de que todos salieran, una vez hecho abrió un video en la pagina porno y hasta ahí me quiso contar. Tenía que seguir preguntando, eso ya me estaba poniendo a mil y no podía parar. Entonces le digo que me cuente que video había elegido mientras me reía un poco para distender la situación. Al principio vi su lado más tímido en el que no me quiso decir de qué se trataba hasta que finalmente lo contó todo.

El video era sobre una mujer follando con un hombre a 4 patas en donde previamente le había practicado sexo oral. Era mi oportunidad, quizás era lo que buscaba y yo podia darselo, asi que hice como si nada y le pregunto, «Te gusta que te lo hagan?», «el que me?» responde, «sexo oral» le digo. Momento en el cual se puso aún más colorada que el dia anterior y asintió con su cabeza. Quizás pueda ayudarte le dije, no es bueno que una mujer esté sola aquí haciendo ese tipo de cosas. Es que no se si podria me dijo y yo le respondí, «mira bajate las bragas y siéntate en la mesa, dejate de llevar».

Eso hizo lentamente y yo me acerque a ella, podía notaba como temblaba mientras acercaba mi cara a su coneja, pero en ningún momento me cerró los muslos sino todo lo contrario, se notaba que deseaba eso más que yo. Me fui acercando lentamente mientras besaba sus piernas hasta su chocho, y cuando finalmente hice contacto sentí como se estremeció por completo. No pare de besar y lamer su raja por un buen rato, es que era un manjar del cual no podía saciarme. A ella también le agradaba, ya que me cogía del pelo y también se tocaba.

En un momento me interrumpió y me dijo «Hay algo que no te conté del video porque me daba mucha vergüenza, pero en un momento el hombre le besaba también su trasero». No termino de decirlo que se dio la vuelta, y ya que tenia un culo muy hermoso no pude resistirme. Ahora ella se tocaba su coño mientras le besaba y mordía su culo, a la par de que lamia su agujero, y ella se retorcia. La tímida compañera era una guarra que quería todo. Ni siquiera podía hacerlo bien porque se movia mucho, pero era algo bueno, muy bueno.

Pero ya sentia que me estaba cansando de eso y necesitaba también algo para mi, por lo que me incorpore y le meti todo mi rabo en su raja. Ni siquiera le di la opcion, ella solo se quedó inmóvil y comencé con lo mio, al principio estaba algo sorprendida pero pronto la escuché gemir. No se encontraba en 4 pero estaba casi acostada sobre la mesa y con sus mano separando sus nalgas para que yo pudiera meterla lo más profundo posible. Sin dudas había visto mucho porno, y eso se notaba en todo lo que hacía y decía.

Solo le restaba una cosa por hacer del video y que llegaba justo al final, una mamada, por eso luego de haberse corrido un par de veces con mi polla dentro finalmente justo coraje y me dijo que me la queria mamar. No iba ser yo el que le diga que no, así que se la quite y observe como se acomodaba delante mio para chuparla. Su boca abrazo mi glande y comenzó a darme una comida de polla que no puede olvidar hoy en dia. Sus manos también participan, y todo su cuerpo hacia un buen equipo para hacerme gozar. Ya estaba a punto de explotar y pensaba avisarle, pero viendo lo puta como se había comportado hoy preferí que no. Mis descargas fluyeron una tras la otra y ella solo se limitaba a tragar, dejando lo mejor para el final cuando paso su lengua por todo mi rabo y lo limpio de punta a punta.

La mascota de la profesora

Querida Sra. Lawson. Por favor, venga a un intercambio de acuerdo de disciplina hoy a las 7 pm. Habitación 304. Saludos, señorita Payton.

Pongo los ojos en blanco en el texto. Desearía que «disciplina» significara algo de diversión BDSM. Ciertamente me permitiría ser disciplinado por la encantadora señorita Payton, con su culo apretado y sus pechos gordos. Dejaría que me azotara el culo rojo y me pellizcara los pezones. El simple pensamiento de su boca me hace soñar con lo bien que se sentiría enterrada entre mis piernas, haciéndome chorrear. Pero por desgracia, ese no es el caso. Este texto es sólo uno de los muchos que recibo a lo largo del año; el precio pagado por enviar a mi hijo a una escuela privada que obliga a los padres a involucrarse demasiado. Por cada pequeño incidente, debo asistir a una reunión de padres y maestros para hablar de los mocosos malcriados involucrados. Lo único que me ha mantenido cuerdo durante este trimestre es que la Srta. Payton es una diosa. Ya que los incidentes nunca son graves, paso mi tiempo en esas reuniones mirando sus labios rojos e imaginando el sabor de su lengua.

Llego unos minutos antes, ansiosa como estoy por mi encuentro. La corta espera es suficiente para calentarme y molestarme, y cuando la Srta. Payton me llama, puedo sentir un pequeño escalofrío al dejar un charco de humedad en la silla donde he estado sentado. La diosa me sostiene la puerta, y me temo que mi falda puede tener una mancha húmeda visible. Me doy vuelta sobre mi hombro y veo que me mira el trasero y sonríe. Ella cierra la puerta, apoyándose en ella.

«Sra. Lawson. Gracias por venir».

«¿Está todo bien? ¿Ha pasado algo grave?»

«No más grave de lo habitual. A pesar de todo, ya conoces las reglas. Debemos reunirnos y decidir las medidas disciplinarias.»

«Me encanta la disciplina», digo, no tomar asiento.

«¿Y a ti?», pregunta ella, yendo hacia mí. Su pelo y sus gafas hacen que mi aliento se vuelva irregular. Ella está más cerca de lo que debería.

«Sí, señora», respondo en un susurro.

«Entonces, ¿tal vez podamos hacer un trato? ¿Estarías dispuesto a aceptar el castigo tú mismo? ¿Resolverlo todo aquí, ahora mismo?» dice, deshaciendo su moño de pelo.

Mi corazón late rápido, y creo que mis bragas están a punto de disolverse, estoy tan mojada.

«Sí, señorita Payton.»

«Buena chica», dice, agarrando la parte de atrás de mi pelo y besándome en la boca. Cuando se retira, estoy jadeando, ya en un estado animal. La maestra sonríe, caminando hacia su escritorio y agarrando una regla de madera delgada. Jadeo. «Empecemos con un poco de dolor. ¿Dónde te gusta, querida?» pregunta, rozando la regla sobre mi mejilla, boca y cuello.

No respondo con palabras. En su lugar, me desabrocho los botones de mi blusa. La traviesa maestra me lo quita de los hombros, y luego desliza la regla sobre el encaje de mi sostén. Tiemblo como una hoja, con los pezones metidos debajo de la tela. De repente, ella rompe la regla sobre un nubarrón endurecido. Gimo; este golpe da más placer que dolor.

«¿Cómo es eso, mi querida?» pregunta ella.

«Bien, señora», respondo.

Ella golpea dos veces más, una en cada pezón. Me muerdo los labios para no gemir.

«No hay nadie en el edificio, hermosa. Me aseguré de ello», me anima mientras suelta dos golpes más. Esta vez grito, dejando que mi placer suene libre. «Creo que estás lista para más», dice mi ama.

Desengancha el sostén y se lo quita, y luego lo usa para atar mis manos detrás de mí.

«¿Lista, mascota?»

«Sí, señora», apenas puedo hablar ahora.

Me quita la regla una y otra vez, una teta, luego la otra, una y otra vez, haciendo que mis ojos lloren y mi coño se empapen. Se detiene para acariciar y besar los pezones enrojecidos, dándoles amorosos lametazos y suaves chupadas. Mi mente está perdida; no soy más que una muñeca de trapo que puede usar como le plazca. La maestra me inclina sobre el escritorio, quitándome el resto de mi ropa. Cuando mis bragas caen, puedo sentir el chorro de humedad que gotea hasta mis rodillas.

«Qué buena niña», me dice al oído, con una mano explorando entre mis muslos, hasta la fuente del desorden. Sus dedos son suaves pero decididos, dos de ellos se deslizan dentro de mi coño con movimientos diestros. Mis caderas tiemblan mientras mi coño se regocija con la sensación. La señora me recompensa con unos cuantos golpes de la regla en el culo; entonces oigo el palo de madera caer al suelo, esa mano que ahora explora para encontrar mi clítoris. Hay tres dedos dentro de mí, y el rápido movimiento de mis caderas le da una idea del ritmo que necesito, desesperado por liberarse. Sus manos me trabajan en perfecto tándem hasta que ola tras ola de felicidad orgásmica llena cada centímetro de mi cuerpo.

Me derrumbo sobre el escritorio mientras la señorita Payton me desata.

«Sobre el escritorio», ordena ella. «Es hora de devolverle el dinero a su amante».

«Sí, señora», digo obedientemente, subiendo con su ayuda y tumbado de espaldas como ella me dice. Se quita las bragas y se sube encima de mí, con su brillante coño justo en mi cara. «Vamos, nena. Muéstrame lo que tienes».

Me agarro de sus muslos y me zambullo con fuerza, comiéndola como una loba hambrienta. Abre su blusa, pellizcando sus pezones con una mano y golpeando su clítoris con la otra mientras mi lengua llega tan profundo como puede, mi cara empapada en sus deliciosas libaciones. Utilizo toda mi cara para satisfacerla, y la diosa se suelta, chorreando sobre mí.

Se acuesta a mi lado en el escritorio, y me giro para mirarla.

«Todavía necesito más disciplina, Srta. Payton.»

Ella se ríe.

«Entonces deberías volver una y otra vez, traviesa, traviesa chica.»

Tarde de masturbación

Parece una eternidad desde la última vez que te vi en persona. Desde la última vez que te toqué, te besé, olí tu aroma divino en mis narices. El encierro me ha dejado perdido y desganado, desganado de hecho, mientras continúo apisonando las llamas del anhelo dentro de mi cuerpo sabiendo que no puedo tenerte aquí para apagar el fuego.

Oh, sé que puedo tocarme a mí mismo; he tenido mucha práctica este año, y soy muy hábil. De hecho, me atrevería a decir que soy uno de los mejores amantes que he tenido. Pero no es lo mismo que tenerte aquí a mi lado, debajo de mí, encima de mí, esos ojos azules brillantes mirando lujuriosamente a los míos mientras deslizas tus manos sobre mi trasero y sostienes mi cuerpo contra el tuyo.

Skype, WhatsApp y Zoom no son sustitutos, aunque nuestra creciente confianza en ellos nos ha obligado a ampliar nuestro repertorio cuando se trata de hablar sucio. Aunque, seamos honestos, ¡no es que seamos unos perezosos en esa área para empezar! ¿Recuerdas nuestro último fin de semana robado juntos en Great Yarmouth? No es el lugar más sexy de Inglaterra, pero el aire del mar, una habitación de hotel y el uno al otro era todo lo que necesitábamos ese fin de semana. Cuando ronroneaste en mi oído con esa cálida voz de melaza tuya, «Voy a saborear cada centímetro de tu cuerpo, hermoso, y te haré tan caliente y húmedo, que me rogarás que te haga correrte todo el fin de semana», juro que sentí mis rodillas doblarse un poco y casi me quemo en una humeante pila de cenizas justo ahí en la alfombra dudosa y desgastada.

Desde que nos separamos, he estado ocupado con el trabajo. En su mayor parte ha sido una distracción útil, un medio bienvenido de desviar mi atención y canalizar toda mi energía reprimida. Pero hoy, oh hoy, mi amante, ninguna cantidad de trabajo puede detenerme de pensar en ti…

Te imagino quitándote lentamente la camisa mientras yo me acuesto en la cama con las piernas abiertas, acariciando suavemente mi mano sobre la húmeda entrepierna de mis bragas. Me imagino tu lengua saliendo de entre tus labios suavemente separados para pasar por el lado de tu boca -¿estás babeando, nena?- antes de que te bajes a la cama y te arrastres como una pantera nervuda a lo largo de mi cuerpo, tus ojos nunca rompen el contacto mientras dimensionas a tu húmeda y dispuesta presa. Si cierro los ojos y me concentro, casi puedo sentir el roce de tus labios contra los míos; ligero al principio, pero cada vez más duro e insistente mientras reclamas mi boca con un profundo beso de boca abierta.

Abro los ojos de nuevo, e inmediatamente me sacan de la escena de fantasía, pero puedo sentir que mis pezones están duros y arrugados dentro de mi camiseta. Hay un dolor punzante en la parte baja de mi vientre, seguido de una serie de deliciosas contracciones entre mis piernas, y puedo oler mi propia excitación como burbujas de líquido resbaladizo entre los labios hinchados de mi coño como la lava caliente de un volcán de larga inactividad.

Estoy lleno de la desesperada necesidad de tocarme, de frotar y acariciar mi súbita y despierta vagina. Pulso Ctrl+S en el teclado de la computadora y me lanzo por el pasillo hacia mi habitación, tirando urgentemente de mi camiseta sobre mi cabeza mientras me voy. El rápido pulso dentro de mi sexo se siente como un trueno mientras me bajo los pantalones del salón con una mano mientras busco en mi caja de juguetes sexuales un consolador de vidrio y mi vibrador de varita favorito.

En segundos, estoy completamente desnudo y me bajo en el colchón, separo mis muslos y subo mi mano izquierda para pellizcar y tirar de mi pezón. La varilla de vidrio del consolador se siente fría en mi mano, y mientras deslizo la cabeza suave y bulbosa sobre los labios del coño y dejo que se burle de mi hambrienta raja, gimo en voz alta al sentir el vidrio frío contra mi carne caliente.

Aunque una parte de mí quiere tomarlo despacio y lucirse en cada sensación, sé que no tengo la fuerza de voluntad para contenerme. Mi clítoris está ansioso por el contacto, mi coño babeante goteando su humedad supurante por mi vulva y en la grieta temblorosa de mi trasero. Mientras muevo mis caderas con firmeza, empujando suavemente contra la ahora caliente punta del consolador, siento la humedad que se acumula debajo de mí. Me lame los dedos de mi mano libre, luego uso mis dedos húmedos para tirar bruscamente de mi pezón.

Dios, te quiero aquí. Quiero que entres en la habitación ahora mismo y te desnudes a los pies de mi cama, mirando con ojos hambrientos mientras meto la cabeza del consolador en la hendidura de mi coño y arquea mis caderas hacia arriba con un gemido. Quiero que te quedes ahí, palmeando perezosamente el largo de tu polla mientras el consolador de cristal desaparece dentro de mí con un sorbo húmedo. Fantaseo con que inconscientemente te lamas los labios cuando saco el juguete lentamente para revelar la crema brillante que ahora cubre su eje. Te imagino arrodillada al final de la cama mientras saco el consolador y te lo ofrezco a probar, y la idea de que rodees lentamente la punta con tu ingeniosa y ágil lengua antes de deslizar tus labios hacia abajo para chupar y saborear mis jugos hace que mi clítoris lata, duro e insistente.

Levanto mi mano del pecho izquierdo, donde ha estado acariciando y pellizcando mi pezón tenso y alcanzo mi varita, presionando el botón de su lado y ajustando la vibración al nivel más bajo. Mi dura perla está tan hinchada y sensible que cualquier cosa que no sea el más mínimo estruendo será demasiado para que pueda soportarlo sin gritar. Deslizo el consolador dentro de mi coño y giro mi mano en un círculo sensual, dejando que su bulbo de seda acaricie cada milímetro de mi húmeda carne interior, y traigo la cabeza de la varita vibradora para que se siente justo encima de mi clítoris.

Tan pronto como la vibración golpea mi botón, emito un fuerte y largo gemido. Empujo el consolador dentro y fuera de mi anhelante coño, lentamente al principio, luego más rápido, febrilmente follándome a mí mismo mientras imagino tu cara. En mi cabeza, me susurras: «Sí, nena, eso es. Cógete ese coño mojado por mí… Dios, te ves tan hermosa», y yo gimoteo mientras mi orgasmo aumenta.

Mis caderas se levantan del colchón mientras mi mano derecha se mueve enérgicamente, la izquierda recorre la varita arriba, abajo y alrededor de mi clítoris zumbante hasta que de repente, con un chillido, siento el clímax elevándose como una ola de marea, lista para barrerme en sus aguas turbulentas.

Oh Dios, Oh Dios, Oh, joder, nena. Te quiero aquí. Te necesito tanto. Me estoy corriendo. Me estoy corriendo. Oh, Dios, nena. Me estoy corriendo.

Aprieto la mandíbula con fuerza para no gritar demasiado, y suelto un sollozo estrangulado mientras todo mi cuerpo se tensa y se estremece. Mis piernas se mueven, como si un pulso eléctrico corriera por ellas, animando los músculos y haciendo que cada nervio y tendón salte. Mi espinilla de la areola, mis pezones duros como rocas, y mientras la primera ola me envuelve, siento otro rompimiento aún más grande que se eleva detrás de ella.

Ambas manos se mueven en una ráfaga febril, froto la varita más fuerte contra mi clítoris y me cojo el coño vigorosamente. Mientras mi orgasmo se eleva e hincha, me imagino tu voz gimiendo: «Sí, ven para mí, nena», mientras me ves retorcerme, sacudiendo tu polla dura como una roca antes de arrodillarme entre mis muslos y derramar tu líquido caliente por todo mi vientre y en mi montículo palpitante. Con la imagen de ti blasonada detrás de mis ojos, caigo sobre la cresta de la ola, y vuelvo a caer por el otro lado.

Jadeando, me tumbo allí, mi corazón palpita, mientras los músculos y las terminaciones nerviosas de todo mi cuerpo se mueven y pulsan al azar. El torrente de sangre en mis oídos suena como el rugido del océano, y cuando la marea comienza a bajar, dejándome agotado y empapado en la orilla, oigo mi teléfono móvil zumbar a la vida de repente.

Gimoteo mientras el sonido de mi tono de llamada resuena en la cocina y, reuniendo lo poco que queda de mis fuerzas, me desnudo por el pasillo para responder. Cuando miro el identificador de llamadas, sonrío y me río para mis adentros.

«Hola, forastero», murmuro, calurosamente, mientras respondo a tu llamada.

«Hola, nena», ronroneas por la línea y, como los perros de Pavlov reaccionando a la campana de la cena, mi coño se contrae y gotea una hebra sedosa de líquido por la parte interior de mi muslo. «No he podido dejar de pensar en ti hoy, así que pensé en llamarte.»

«Qué coincidencia. Yo también he estado pensando en ti todo el día.»

«¿Mmmm? ¿Buenos pensamientos?» preguntas, la excitación goteando de cada palabra.

Llevo mi mano libre hasta mi pecho para acariciar mi pezón y respondo: «Oh, sí, cariño. El mejor…»

Mañana con mucha lujuria

Está ahí en el momento en que me despierto. Un deseo que no puedo satisfacer sola.

No es que no lo intente.

Con una mano bajo la sábana, me froto para buscar el primer orgasmo antes de que suene la alarma del despertador. Lentamente, saco los dedos de mi coño empapado y los huelo, disfrutando de mi aroma. Es una pena que tenga que lavarlo.

Me levanto de la cama y me dirijo al baño principal, mi habitación favorita de la casa. Me encanta mi ducha, con su cabezal de ducha de mano y las puertas transparentes que me permiten mirarme en el espejo de cuerpo entero.

Tengo el cuerpo de una stripper, o eso me han dicho. Piernas delgadas, caderas llenas, y tetas tan altas y llenas que obligan a la gente a mirar fijamente – o intentan no hacerlo. Me encanta cuando no pueden resistirse a mirarme. Hago una pose tras otra, imaginando que mi ducha está en un escenario. Imaginando que no hay puertas entre mi público y yo.

Me encanta ver sus caras mientras me ven deslizar las manos por mis muslos y sobre mi lisa y plana barriga. Me levanto las tetas una a una y lamo el agua de los pezones.

Hablo a mi público, mi voz un susurro seductor, «Sé lo que quieres. Sé lo que estás esperando».

En la primera fila, un rubio musculoso se frota los dedos sobre la entrepierna de su pantalón. Es en él en quien me concentro, mientras saco la ducha de su soporte y la apunto a mi clítoris.

El segundo orgasmo es más satisfactorio que el primero, pero no lo suficiente.

Para el número tres, me tomaré mi tiempo. Hago una seductora danza en mi camino hacia el borde del escenario, donde me pongo en cuclillas, con las rodillas bien separadas, los labios desnudos extendidos para revelar mi clítoris hinchado.

El rubio me observa atentamente, acariciando su polla a través de los pantalones de algodón.

«Sácala».

Se desabrocha el pantalón sin apartar la vista de mi entrepierna.

Su polla se mantiene erguida, gruesa y alta.

Mi necesidad se intensifica. No basta con mirar, no basta con fingir. Me deslizo del escenario y me muevo hacia él. Me encanta que todos estén mirando, esperando a ver hasta dónde llego. Más lejos de lo que debería. Más de lo que es legal en este establecimiento.

Oigo al público jadear cuando me arrodillo delante de él y me meto su polla en la boca. Hasta el fondo.

Ni siquiera esto es suficiente. Me lo voy a follar. Necesito follarlo.

En el espejo lo veo. Nuestros ojos se encuentran. Su mirada cae a la mano entre mis piernas, antes de volver a mi cara.

«¿Es uno de esos días, cariño?»

Abro la puerta de la ducha, lo meto dentro. Me levanta, me presiona la espalda contra la pared. Enrollo mis brazos alrededor de su cuello y mis piernas alrededor de su cintura, la cabeza de su polla se encuentra con mi coño, me penetra.

Me toca el culo con los dedos. Le muerdo el cuello, antes de tomar su boca, chupando su lengua.

Mete su polla dura como una roca hasta el fondo. Aplasto mis caderas contra su cuerpo con cada empujón, gimiendo y susurrando palabras que harían que me echaran de la iglesia.

Nos reunimos y nos aferramos el uno al otro mientras recuperamos el aliento.

«Qué gran manera de empezar el día», dice, agarrando la barra de jabón un segundo antes de que yo pueda.

En vez de eso, busco el champú.

Nos peleamos por la toalla que cuelga de la barra cuando dice: «Vamos a llegar tarde al trabajo otra vez».

«Sí, lo sé». Habiendo perdido la pelea, tomo una toalla limpia del armario. «Vamos a llegar tarde a la vuelta después del almuerzo también.»

«¿Almorzar?»

«Sí. Vamos a hacer esto de nuevo al mediodía.»

Me besa suavemente en los labios. «Me encantan estos días.»

 

Sexo en un día nevado

Era un frío día de invierno. Todos los estudiantes de mi clase de primero de la universidad se habían ido a casa excepto Julia. Estaba sentada en su escritorio, garabateando en su cuaderno, esperando a que unas amigas vinieran a recogerla. La nieve se había acumulado en las carreteras secundarias donde Julia vivía y por eso sus amigas se estaban tardando.

«Julia, ¿quieres una manzana?» Le pregunté. Saqué una manzana del cajón de mi escritorio y se la ofrecí.

«No, gracias, Sr. Johnson», respondió ella. Ella siguió dibujando y yo decidí entablar una conversación con uno de las estudiantes más calladas que había tenido. Me acerqué a su escritorio y ella volteó frenéticamente la página antes de que yo viera lo que había dibujado. La miré inquisitivamente.

«Sr. Johnson, ¿puedo ir al baño?» Julia preguntó. Asentí con la cabeza y ella salió corriendo por la puerta. Decidí ir en contra de mis instintos y volví a pasar la página de su cuaderno.

Sorprendida, miré los dibujos. Julia había estado haciendo dibujos de mujeres y hombres desnudos, realizando actos lascivos entre ellos y con animales. Sentí que se me hacía difícil mirar los dibujos y borrar palabras. Me esforcé en leer las burbujas de palabras sobre la cabeza de cada dibujo.

«Joder, polla, tetas, coño…» Puede leer en su cuaderno. Oigo que la puerta de la habitación se abría y Julia irrumpió y vio lo que estaba haciendo.

«Oh no», murmuró. «Lo encontraste».

«Siento haber mirado en tu cuaderno, no estaba segura de lo que hacías y no debería haber mirado», dije, retrocediendo. Pero los ojos de Julia habían tomado un nuevo aspecto y ella sacudió la cabeza.

«No, quería que los vieras».

El comentario me sorprendió. «¿Qué?»

«Quería que los vieras. Eres tú y soy yo», dijo, indicando dos personas. «Creo que eres sexy».

Yo tenía 28 años y esta bonita chica de 18 años delante de mí me decía que estaba caliente. La miré. «Bueno, está bien, supongo, pero no creo que sea un material apropiado para tener en la clase…»

Mi voz se apagó cuando Julia se desabrochó la blusa y se la quitó lentamente. Un sujetador de entrenamiento se tensó contra sus pechos y sus gruesos pezones. Tenía un gran cuerpo para ser tan joven. Mi polla empezó a crecer e hizo una tienda de campaña contra mis caquis.

«Quiero que lo hagas conmigo», dijo Julia. Me frotó la parte delantera de los pantalones y mi polla saltó aún más. Le quité la mano.

«No, Julia, no ..» Dije. Pero me había bajado la cremallera, me sacó la polla y empezó a acariciarla. Yo estaba demasiado lejos para detenerla. Se detuvo de repente y se quitó los vaqueros y las bragas. Su coño estaba goteando y tomó mi mano y la puso entre sus piernas.

«Por favor… Escribiré un ensayo para ti si lo haces conmigo.»

Me quité el suéter y me bajé los pantalones. Me volví loco. Algo dentro de mí me dijo que lo hiciera. Tuve la fantasía de follarme a una estudiante durante mucho tiempo y el pequeño cuerpo de Julia delante de mí me excitó mucho. La puse sobre mi escritorio y tiré todos los papeles al suelo. Abrió sus pequeñas piernas y puse mi polla contra ella.

«Soy virgen», dijo.

«Está bien», respondí. Puse mi polla dentro de ella lentamente y la empujé hacia arriba. Empezó a gemir y a menearse y pronto sentí una tensión contra mí.

«Esto va a doler un poco», dije. Apretó los dientes y asintió con la cabeza y yo continué. Sentí su cereza estallar y ella gritó un poco. Esperaba que no hubiera nadie en el pasillo. Los conserjes podían ser muy entrometidos. La empujé dentro de ella más y más y ella comenzó a gemir fuertemente.

«¡Hazlo! ¡Hazlo! Ohhh, hazlo….ohh, ¡Follame!»

Nunca había escuchado tal lenguaje de ella. Me excitó. Empecé a tirarme a ella más rápido y más fuerte y ella gimió tan fuerte como pudo. Me agaché y mordí y le chupé los pezones y empezó a sollozar, rogándome que no me detuviera. Finalmente me sentí listo para venirme y se lo dije. Ella vino al mismo tiempo, gritando y gimiendo.

Sus amigas vinieron a recogerla diez minutos después. Cuando se iba, Julia se volvió hacia mí y me dijo: «Espero que las carreteras vuelvan a estar mal mañana».

La zorra de la ex novia

Hace unos años rompí con una chica con la que salí durante unos seis meses. La pillé engañándome una noche cuando volví a casa del trabajo temprano.

Cuando nos conocimos pensé que era una especie de puta porque la había visto antes en algunos de los bares locales y siempre parecía tener un montón de chicos merodeando y hablando con ella. Bailaba con cualquiera y siempre quería ser el centro de atención. Varias veces la vi salir con tres, cuatro, cinco o más tipos.

Una noche, cuando por fin me decidí por ella, la invité a bailar y empezamos a hablar. Dijo que buscaba un buen hombre que la tratara bien y no la atropellara. Nos sentamos y hablamos y tomamos unas copas y cuando le pregunté si quería venir a tomar una copa después de que el bar cerrara, aceptó. Así es como nos enganchamos. Tengo un buen trabajo y trato a mis mujeres con respeto y pensé que ella me apreciaría. ¡Se equivoca!

Sospeché que me engañaba durante un par de meses antes de que la atrapara. Estábamos viviendo juntos y una noche llegué temprano del trabajo y la pillé en la cama con otro tipo. Me detuve en el camino y vi un coche desconocido. Me imaginé que una de sus novias se había pasado por allí. Cuando entré en la casa oí un ruido que venía de arriba y subí para hacerle saber que estaba en casa. Cuando abrí la puerta del dormitorio vi a un tipo subirse la cremallera de sus pantalones y agarrar sus zapatos y a mi novia poniéndose una camiseta. Estaba en shock. Antes de que pudiera decir nada, el tipo corrió a mi lado, bajó las escaleras y salió por la puerta. Becca se sentó en la cama y empezó a llorar diciendo: «¡Lo siento, lo siento!» Le dije que no me importaba cuánto lo sentía y que se fuera de mi casa. Se fue y vino al día siguiente a recoger sus cosas.

Unos meses después me detuve en un bar al que raramente voy y cuando fui al baño de hombres vi el siguiente garabato en la pared:

¡BECCA DAVIES ES UNA ZORRA! ¡Lo he oído! ¡Yo también lo hice! Así que me la tiré con dos amigos una noche. La atrapé, JR. Yo también, Dean. Estaba en un tren de 7 hombres con su Dave. ¿Sólo 7? Ella me cogió a mí y a otros 11 tipos una noche en una fiesta. Sí, yo también estaba allí. Esa perra ama el gang-bang! Estuve a dos golpes con ella. Uno era de 9 tipos y ella hizo 7 la noche siguiente. Rob Maldita sea, ¿alguien en la ciudad no se la ha follado? ¡Probablemente no! Ella me dijo una vez que su fantasía es follar con 50 hombres en una noche, y yo estoy allí. Solo di cuando y donde?

Bueno, ya sabes cómo son los tipos después de haber tenido unos cuantos. Ves un mensaje en la pared de un baño de hombres y todos piensan que son comediantes. Me pareció bastante divertido y no lo pensé mucho. Luego un par de semanas más tarde me detuve en el mismo bar de nuevo, fui a la sala de descanso para leer los comentarios de nuevo y reírme. y vi esto añadido a los comentarios sobre Becca:

ATENCIÓN TODOS, hablé con Becca y le dije que organizaría un gangbang para ella y ella dijo genial.

El lugar y la hora serán anunciados. Revisa de nuevo.

NOTICIA: Becca Davies dijo que está lista para hacer un gangbang con todos los tipos que pueda encontrar. Viernes 4 de julio a las 9 pm en Lake Shore Park, pabellón trasero. Todo el mundo está invitado. Cuéntaselo a todos tus amigos.

¡Me pareció muy gracioso! Luego volví al bar y me tomé otra cerveza. Mientras estaba en el bar, oí a un par de tipos hablando. Uno de ellos decía que sabía quién era ella y un amigo suyo le dijo que eso iba a pasar de verdad. Pensé: «Oye, voy a tener que ver esto».

Llegó el día del gran evento y me preparé. Empaqué doce de Michelob y un par de sándwiches en una nevera y me dirigí al parque sobre las 6 pm. Conocía el lugar donde se suponía que iba a suceder, apoyado en un bonito puesto de árboles donde podía esconderme y estar bien cubierto, pero aún así tener una buena vista. Hay una fábrica al otro lado del bosque detrás del parque y sabía que estaría cerrada el fin de semana de vacaciones. Conduje hasta allí, aparqué mi camión y me dirigí a través del bosque a un lugar detrás del pabellón donde pudiera mirar y no ser visto, tomé una cerveza y esperé.

Como a las 8:00 vi un par de autos llegar al estacionamiento con tres o cuatro tipos en cada uno. Se sentaron en los coches y bebieron cerveza. Alrededor de las 8:30 otro auto se detuvo y dos tipos y Becca salieron. Miraron a los otros coches y saludaron y todos los chicos salieron. Luego todos se dirigieron al pabellón. Había siete tipos en los otros autos y los dos tipos y Becca. Se sentaron en una mesa de picnic y estaban hablando, bebiendo y riendo.

A las 9:15 otro coche se detiene y cinco tipos salen y se acercan. Escucho a Becca gritar y decir: «¡Vamos a festejar!» Sólo lleva un vestido de sol y sandalias y sólo levanta el vestido sobre su cabeza y lo tira al suelo. Todos los chicos empiezan a silbar y gritar y a desabrocharse los pantalones. Becca empieza a bailar al ritmo de la música de la radio que alguien trajo y los chicos empiezan a frotarla y a apretarle las tetas y el culo. Muy pronto está acostada en la mesa y los chicos empiezan a formar un par de líneas para comenzar el sexo.

Así que ahora hay 14 tipos haciendo cola para follar y ser chupados por mi ex. A decir verdad, me estaba excitando bastante al ver esto. Becca estaba acostada en la mesa y los chicos comenzaron a hacerla chupar sus penes y cuando se ponían buenos y duros se subían a la mesa y se la cogían.

Después de un rato, tres coches más se detuvieron y 11 tipos salieron para unirse a la fiesta. Becca se estaba metiendo de lleno y los recién llegados se metieron de lleno. Ella estaba de rodillas metiéndosela por el culo mientras se la chupaba a dos tipos a la vez. Luego se metió entre dos tipos y se la metieron por el coño y el culo.

Un grupo de tipos de los primeros en llegar terminaron y se fueron a su auto y se fueron. Mientras tanto, el resto se iba con fuerza. Otro coche llegó y cinco tipos salieron, se acercaron y se amontonaron. Estaba llevando la cuenta de las idas y venidas de los coches hasta la 1:00 aproximadamente. Conté 18 coches y una furgoneta y cuando llegué a 50 tipos dejé de contar. Sabía que a Becca le gustaba follar, pero me sorprendió su resistencia.

Había mucha bebida junto con el sexo y noté que no se prestaba mucha atención a quién estaba allí. Decidí que me iba a meter en algo de esta acción y me abrí camino hasta el borde del estacionamiento. Cuando otro coche llegó y cuatro tipos salieron, me colé detrás de ellos y me acerqué al pabellón. A esta altura, Becca estaba tan borracha y excitada que no podía decir quién estaba haciendo qué. Me puse en la fila detrás de un par de tipos para tomar mi turno con ella. Ya estaba duro, así que abrí mis pantalones y liberé mi polla. Siempre llevo un par de gomas conmigo por si las necesito, así que me puse una para estar lista cuando llegara mi turno. Algunos de los otros chicos también las usaban, pero la mayoría no, así que no quería arriesgarme a coger nada.

El tipo de delante de mí se la estaba tirando ahora mientras ella le chupaba la polla a un negro. Estaba de espaldas con las piernas abiertas y colgando sobre el borde de la mesa. El tipo de delante de mí sopló su carga y se retiró, así que ahora era mi turno. No me preocupaba que me viera porque el tipo negro que estaba chupando estaba prácticamente sentado en su cara. Era bastante grande y le estaba metiendo la polla hasta la garganta y ella se la estaba sacando con una sola mordaza. Podía ver su garganta abultada con cada empujón de él. Decidí cogérmela por el culo, así que le levanté las piernas y las puse sobre mis hombros. Su culo estaba ahora en el borde de la mesa y guié mi polla a su caca y empecé a empujarla. Estaba bastante suelta y lubricada de todas las demás pollas que ya habían estado ahí, así que me metí. Empecé a bombear y no pasó mucho tiempo antes de que estuviera listo para disparar mi fajo. Estaba viendo a los negros de 10 pulgadas deslizándose dentro y fuera de su cara y estirando su cuello y nunca había llegado tan fuerte en mi vida! Fue fantástico.

Cuando terminé, me hice a un lado y dejé que el siguiente tipo en la fila se moviera a su posición. Me quedé un rato para ver de cerca algo de la otra acción. Era una vista mucho mejor que la de mi escondite. Noté que su vestido había sido pisoteado y alejado de la mesa un poco, así que pasé por encima y lo pateé más hacia mi escondite. Pensé que sería genial si no lo encontraba y tenía que volver a casa desnuda. Después de unos minutos más, dejé atrás a un grupo de chicos que regresaban al estacionamiento para salir y me escabullí al bosque y de vuelta a mi escondite. Encontré un palo largo y lo alcancé a través de la maleza y enganché el vestido. Luego me puse cómodo, abrí otra cerveza y vi más golpes.

Eran cerca de las 3:00 y las cosas se estaban calmando. La mayoría de los chicos se habían ido y Becca estaba desmayada. Había seis o siete tipos sentados en la mesa bebiendo cerveza y frotando las tetas y las pollas de Becca. Trataban de conseguir otro fiambre para cogérsela una vez más antes de irse. Fue entonces cuando escuché algunas motos que se dirigían hacia allí. Parecían unas 20 Harleys y un par de triciclos. Se debe haber corrido la voz en el club de moteros local y vinieron a comprobarlo. Los tipos sentados en la mesa se subieron rápidamente los pantalones y se miraron sin saber qué hacer. Estoy seguro de que no estaban listos para la pelea, (no es que tuvieran ninguna oportunidad contra 20-25 motociclistas), así que cuando uno de los cerdos dijo, «Oímos que había una puta dando un golpe de pandilla así que vinimos a ver». Supongo que su fiesta se acabó, ahora es nuestro turno». No discutieron. Sólo se levantaron, caminaron hasta el estacionamiento y se fueron.

A los motociclistas no les importó que Becca se desmayara. Se la cogieron duro. La cogieron por el culo y el coño. Se masturbaron en su cara y en su pelo. Luego un tipo dijo: «Hombre, ella está suelta y desgastada. Vamos a follarla por el cráneo». La pusieron de espaldas y dejaron que su cabeza colgara sobre el borde de la mesa. Luego se pusieron en fila y se cogieron su boca de a uno por vez. Pensé que le iban a romper el cuello por la forma en que estaban golpeando. Aunque estaba inconsciente, su reflejo nauseoso no funcionaba. Uno tras otro le metieron la polla por la garganta y dispararon sus cargas. Desde mi ángulo pude ver el esperma saliendo de su boca y bajando por su cara hasta su pelo después de que cada uno de los tipos se retirara. Esperaba que no la ahogaran.

Después de que se gastaron todos, uno de los chicos fue a un triciclo, cogió su Rottie y lo trajo de vuelta. Un par de los otros motociclistas voltearon a Becca y levantaron su trasero en el aire y la sostuvieron mientras dejaban que el perro se la cogiera. Después de que el perro terminó, uno de los tipos dijo: «Tal vez deberíamos lavarla un poco». Todos empezaron a reírse y luego se levantaron en la mesa y la orinaron. Luego se subieron a sus bicicletas y se fueron.

Eran cerca de las 5:30 y todavía estaba muy oscuro para volver a través del bosque a mi camión, así que me senté y tomé otra cerveza esperando la luz del día. Luego me quedé dormido. Me desperté cuando oí un portazo de coche. Miré mi reloj y eran las 12:20 y un brillante y caluroso día de verano. Miré a través de los arbustos y vi a un policía caminando hacia el pabellón. Alguien debe haber hecho un informe sobre todo el tráfico de anoche. Y allí, encima de la mesa de picnic, estaba Becca. Desmayada, completamente desnuda, rodeada de botellas vacías de cerveza y whisky y gomas usadas. Cubierta con semen seco y orina. ¡Qué desastre!

El policía la miró un par de minutos sacudiendo la cabeza. No creo que quisiera tocarla porque sacó su porra y la empujó suavemente con ella hasta que se despertó. Becca se sentó con un sobresalto y miró a su alrededor y vio al policía. Luego bajó la cabeza y vomitó un gran charco de semen, ¡justo en los zapatos del policía! Él retrocedió y le preguntó qué había pasado y si estaba bien. Ella dijo que estaba bien y que había bebido demasiado anoche. Le preguntó cómo llegó allí y dónde estaba su ropa. Becca dijo que no podía recordar. El policía dijo, «Bueno, lo siento pero voy a tener que acusarla de indecencia pública. Luego le puso las esposas y la llevó a su crucero, la puso en la parte de atrás y la cubrió con una manta. Luego se fue.

Bueno, supongo que debe haber habido cerca de 100 tipos que mataron a Becca esa noche. Ella tuvo su fantasía y luego algo más. Puedes archivar esto en Ripley’s Believe it or Not, pero sé lo que vi. Ojalá hubiera pensado en traer mi cámara de vídeo. Eso habría hecho una película genial.

Chicas desnudas y felices

Siempre he sentido fascinación por las chicas, me parecen muy guapas pero no hasta el punto de querer estar con una. Simplemente me atraía y me gustaba resaltar la belleza cuando las veía. Aunque en el fono me daba curioso lo que seria estar con una que se asemejara a mi chica ideal. Yo soy pelirroja, un poco alta y de cuerpo delgado, mis pechos son pequeños, pero ningún nombre se quejos de ellos hasta ahora. Quizás porque siempre he sabido aprovechar mis otros dotes para satisfacer a alguien en la cama. En especial mi boca que sabe hacer cosas que algunos nunca habían experimentado.

Pero a pesar de tener mucha experiencia con hombres, nunca había sentido el tacto delicado de una mujer. Y aunque oportunidades nunca me faltaron no me había animado por temor. A que no realmente no lo sé, pero siempre acababa rechazando cualquier propuesta que tuviera que ver con eso. Un día salimos con un grupo de amigas, y una de ellas llevo una prima que la verdad me parecía muy linda. Ella era bi, y eso se notaba por las miradas que me arrojo durante toda la noche. Pero a pesar de un avance de ella en un momento en que quedamos sola, en el que me invito a que nos vallásemos juntas a «conversar», la verdad que no sentía que todavía era el momento para dejarme llevar.

Sin embargo, todo eso cambio un día en el que estaba a solas en la casa de mí mejor amiga con ella. Ella era pequeña, morena y muy guapa. Además, la había visto desnuda en varias oportunidades debido a que siempre nos cambiábamos en su casa o en la mía antes de salir de bares. Puedo decir que me daba un poco de morbo estar con ella por eso de ser mi amiga, pero también porque alguna que otra vez después de mucho alcohol nos habíamos besado. No uno de esos apasionados ves en las películas porno, sino más bien de travesura y de pasar el rato. Lo que no quiere decir que no fue despertando en mí ese sentimiento poco a poco.

Esa tarde estábamos trepándonos para la noche, íbamos a salir en grupo y nos pasarían a buscar más tarde. Pero aún había un par de horas que matar y no sabíamos que hacer. Entonces lo mejor que se nos ocurrió es ponernos a charla de la vida, y una cosa llevo a la otra hasta que tocamos el tema de los besos. Al principio en modo chiste, en donde nos llamábamos guarras por haberlo hecho, pero al final acabamos tocando el tema de forma mucho más seria. En un momento le cuento mi curiosidad por las mujeres, aunque le aclaro que no era lesbiana, y ella me responde con una proposición. Porque no intentaba besarla de nuevo, pero esta vez con más ganas y a ver que sucede. Si siento algo quizás debería intentarlo con una chica, y si no es solo curiosidad por lo prohibido.

Las dos estábamos sentadas en un balcón y al aire libre, era un día muy soleado y la verdad que hacia calor. No teníamos mucha ropa encima por lo que se podía ver mucho más sé de lo que quisiéramos. Ella se sienta encima de mis piernas, pro eso de ser más pequeña, y toma por la nuca para besarme. Primero fue un simple contacto entre labios, pero pronto comenzó a utilizar la lengua. No era un simple beso, sino una comida de boca que solo una chica puede conocer. Eso me gusto, y mucho, y como no se detenía yo intente seguir el juego. Mientras lo hacía la cogí por el culo como empujándola hacia mí, pero al ver que no me decía nada empece a manosearle las nalgas. Eso fue como una invitación para ella porque inmediatamente metió sus manos debajo de mi camiseta y me toco los pechos de forma muy sutil.

Ya no era un simple beso más sino que ambas estábamos muy calientes, se podía escuchar el gemido de la otra y no pensábamos detenernos por nada.  Al principio esto esta bien, pero yo quería seguir aventurandome en su cuerpo así que le levante un vestido corto que llevaba y metí toda mi mano debajo de sus bragas. Mis dedos estabas en contacto con su culo, pero también en la cercanía de su húmedo chocho que cada vez llamaba más mi atención. Lentamente me fui escabullendo hasta él y conseguí meter uno de mis dedos. Se notaba muy cálido y húmedo, y aunque era similar al mio, me ponía a mil saber que era el de mi amiga.

Hasta ahora no habíamos dicho ninguna palabra, pero era el momento de pasar al próximo nivel y mi amiga lo sabia. Entonces con una voz excitada me dijo que le comiera el chocho, y eso fue algo que me cachondeo mucho. Primero titube ante la idea de hacerlo, pero luego me levante y mientras ella estaba sentada con sus piernas arriba yo me metí entre su chochito. Lo lleva bien depilado, probablemente por si conseguía follar esta noche. Pero lo que no sabia era que su cita iba a ser yo, y que iba a ser el mejor polvo de su vida. Me volvía loca su olor, su sabor, todo, pasaba mi lengua de arriba abajo y besaba sus labios como lo había hecho antes ella con mi boca. Si esto ya me parecía muy caliente, escucharla gemir con lo que lo hacía más.

Cuando estaba en mí mejor momento ella me detuvo y me dijo que era mi turno de sentirlo, e intercambiando posiciones comenzó a hacerlo. Estaba muy mojada mientras me hacía sexo oral, y pareciera que tenia practica en el asunto. Pero no me interesó saberlo, solo quería que continuara con eso tan rico que me hacía. Yo estaba a punto de correrme, entonces tome su cabeza y la empuje más hacia mí. Así comencé a eyacular sobre su boca y su rostro, lo cual no parecía importarle. Finalmente se levanto y me dio un beso en la boca con mis propios jugos. Y como si no hubiera pasado nada me dijo que me prepara que ya iban a venir por nosotras.

A pesar de esto último, ambas sabíamos que gusto tenia la otra, y después de esa tarde ella dejo de ser mi amiga para pasar a ser mi amante lesbiana. Una con la que compartimos mucho más que un poco de sexo oral.

Lo hago por primera vez con otra mujer

Mi nombre es Gaby y soy una estudiante de 21 años, no me considero muy linda pero todos los chicos con los que estuve siempre me han dicho que mi culo era lo mejor. Podría decirse que era redondo y duro ya que siempre me ha gustado hacer deporte y eso me mantiene en forma. Tengo el pelo largo y una gran boca, la cual he sabido utilizar para hacer mamadas a mis parejas y de las que nunca se han quejado.

Pero hoy no estoy escribiendo esto para contarles de mis encuentros hetero sino de una experiencia que me ha dejado sorprendida por lo excitante que fue. Esta se trató de un encuentro sexual con otra mujer, una fantasía que recorría mi cabeza y que no podía quitarme ni con todos los polvos del mundo. Así que un dia me decidí y entré a buscar en Facebook mujeres que me atrajeran físicamente. Pase toda una tarde de un martes lluvioso viendo perfiles de chicas que si bien estaban muy guapas tenían novio. De pronto cuando ya estaba perdiendo el interés por mi busqueda encontre a una mujer de unos 28 años llamada Sofía. Ella tenía una foto de perfil donde salía mostrando sus pechos grandes en la playa en donde se podía ver que poseía un gran cuerpo.

Sin dudarlo la agregue y nos pusimos a conversar. No quería andar con rodeos por lo que le conte mi situacion y que le había enviado una solicitud de amistad solo porque me parecía una hermosa mujer. Su respuesta fue una carita sonrojada pero no por eso dejo de hablar conmigo. La charla se extendió por varios días hasta que finalmente me anime, todavía no estaba segura de hacerlo, a tomas unas cañas.

Yo llegue primero y busque una mesa donde pudiéramos conversar tranquilas. Al cabo de unos minutos ella apareció con un vestido casual y una gran sonrisa, era una rubia muy hermosa y por sobre todo con un cuerpo que se veía aun mejor que en las fotos. Ella me había enviado algunas imágenes un tanto sugerentes de ella en ropa interior pero verlo en vivo era todavía mejor. Inmediatamente nos pusimos a conversar mas, ahora estábamos una enfrente de la otra y ya la situación me había puesto un poco cachonda, aunque las bebidas también ayudaron en eso. Su apartamento quedaba cerca por lo que la acompañe hasta allí y cuando estábamos en la puerta me invitó a subir.

Una vez arriba ella puso música y me invitó a bailar, era una melodía suave por lo que nos pusimos muy juntas para seguir el ritmo. Ella jugaba con mi pelo y yo con el de ella, pero ninguna daba el paso final para el beso que tanto deseábamos. Se podía notar por cómo mirábamos la boca de la otra pero todavía estábamos lejos de que algo ocurriera. Me invita a tomar una cerveza que tenía en la heladera y seguimos platicando, ya al terminarla nos sentiriamos desinhibidas para comenzar algo.

Así Sofía se sube encima mio y se sienta sobre mi regazo, chantadome un beso en toda la boca. Nunca nadie me habia besado asi, quizas por lo suave de sus labios o la forma en que me mordía los míos o metia su lengua dentro de mi boca. Ella se quita los breteles de su vestido y así pude conocer a sus pechos, dos grandes gotas naturales que colgaban de ella. No necesitaba que me diga nada para comenzar a acariciarlos y menos para besarlos, todo de forma suave y disfrutando cada momento. El hecho de estar con otra mujer me hacía ver lo suave que podía ser, y lo sensual de todo el asunto.

Mojada era poco decir para mis bragas y todo gracias a que Sofía no paraba de besar mi cuello y también morder el lóbulo de mi oreja derecha. Se notaba que sabía lo que hacía a pesar de no haberle preguntado nunca si había estado con otra mujer. Ella me guiaba y me desvestía mientras me animaba a tocarla mas y mas, ahora ya estaba concentrada en sus muslos y en menos de lo esperado cogiendo su culo. Pero ella tomó una de mis manos y la llevó hasta su entrepierna, donde todavía tenía sus bragas que igual de mojadas que las mias me invitaba a tocar.

De solo tocarla por encima de su ropa ella gemía y se movía, hasta que freno y me tumbo sobre el sofá donde estuvimos todo el rato para quitarme mis bragas, y luego de olerlas meter su lengua en mi coño. No lo hizo inmediatamente sino que primero besó mis muslos en la parte interior  y luego finalmente se adentro en mi raja. Solo con su lengua me hizo estremecer y trata de ahogar un grito pero fue en vano. Ella ya me habia hecho suya y me estaba haciendo retorcer de placer.

No se quitó sus bragas luego de eso pero si subió encima de mi cabeza, y apartándose con los dedos estas me dijo que se la comiera. Solo el aroma a sexo que desprendía su chocho me daban ganas de besarlo y lamerlo cada vez más, y cuando finalmente se levantó y se quitó su ropa interior yo estaba disfrutando de su conejo como nunca pensé que lo haría. Ella sujetaba mi cabeza y empujaba su pelvis contra mi mientras yo estaba tan cachonda que no me di cuenta que casi no podía respirar, pero era mucho mejor ese aroma embriagador que el propio aire.

Al costado de donde estábamos habíamos dejado las botellas vacías de cervezas que nos tomamos, y ella cogió una y me la metio por mi chocho. No me importó demasiado porque estaba muy caliente, y la verdad que esa sensación de morbosidad que me daba que me metiera el pico de la botella por mi sexo me estaba gustando y mucho. Todavia tenia a Sofía sentada sobre mi pero ahora de espaldas porque estaba metiendo la botella mientras le hacia sexo oral.

Pronto ella termino y yo también, en una descarga de placer que recorrió todo mi cuerpo, y supongo que el de ella también. Había sido mi primera vez pero sin dudas una que no olvidaré y que pronto me gustaría repetir con ella, o con otra mujer, ya que lo que había descubierto no se comparaba con nada.